Three Days of Happiness (Tres dias de felicidad) - Capitulo 6: Uno quien cambio, Uno quien nunca lo hizo


Esta es una novela que me propuse acabar pos simple capricho pero que nunca lo hice,
me deje llevar por el simple titulo y queria saber como se desarrollaba todo pero 
 ahora tratare de acabarla aunque me tarde mas de lo que ya ha hecho.

Capitulo 6

Uno quien cambio, Uno quien nunca lo hizo

La lluvia continua en la mañana. Era lo suficiente pesada para servir como una excusa para no moverse inmediatamente después de salir de la cama. Así, tenía tiempo para pensar sobre lo que debería hacer después.

Mientras mire en mi “Cosas para hacer antes de morir,” Miyagi se aproximó y pregunto, “¿Cómo planeas gastar el día hoy?”

Me estaba acostumbrando a escuchar malas noticias salir de su boca, entonces espere por su siguiente oración, preparado para no ser sacudido por lo que sea que ella diga – pero eso fue todo lo que ella dijo, solo mirando sobre mi lista mas tarde. No parecía una pregunta con algún significado profundo detrás de este.

Di otra mirada a Miyagi.

Había pensado esto desde la primera vez que la conocí, pero su apariencia estaba, a su propia manera, más bien ordenada.

Bueno, déjame salir y decirlo. Hablando estrictamente de su apariencia, ella era exactamente mi tipo. Refrescantes ojos, cejas sombrías, estrechos labios, una cabeza bonita, cabello de apariencia suave, dedos delgados, cintura bien esbelta podía seguir.

Porque ese hecho, desde entonces su apariencia en mi apartamento, mi comportamiento fue lanzado por un bucle.

Ni siquiera podía descuidadamente bostezar enfrente de una chica quien tan perfectamente encaja con mis gustos. Quería ocultar mis expresiones rotas y mi respiración idiota.

Si mi observador fuera lo opuesto a ella – fea, sucia y de mediana edad – estoy seguro que habría sido capaz de relajarme mas y pensar sobre las cosas correctas por hacer.

Pero teniendo a Miyagi aquí me avergoncé demasiado de mis distorsionados deseos y miserables esperanzas.



“Esto es solo una opinión personal,” Miyagi comenzó, “pero ¿consideraste que esa lista son las coas que realmente quieres hacer desde el fondo?”

“Bueno, eso es lo que también estaba pensando.”

“Si debería decir… siento que tu haz hecho una lista de cosas que sientes que alguien más quiere hacer antes de que mueren.”

“Podrías estar en lo correcto,” admití. “Talvez no hay nada que realmente quiera hacer antes de morir. Pero siento que no puedo hacer nada, entonces estoy tratando de imitar a alguien más.”

“Aun, siento que debes haber un método más ajustado a ti.”

Dejándome con ese comentario presumiblemente significativo, Miyagi regreso a su posición inicial.



La conclusión a la que llegue en esa mañana fue la siguiente.

Necesito corregir mis distorsionados deseos y miserables esperanzas un poco más. Debería pensar barato, mas descarado, mas vulgar, y gastar mis últimos meses siguiendo mi instinto. ¿Qué necesito repara en este punto? Pensé que no tengo nada que perder.

Mire la lista de cerca de nuevo, y entonces, preparándome a mi mismo, llame a un amigo. Esta vez, después de solo unos pocos tonos de llamada, ellos respondieron.

Sali con una sombrilla, pero por el tiempo en que llegue a la estación, la lluvia había parado – un evento el cual parecía para definirme tan perfectamente. Llevando una sombrilla bajo el cielo tan claro que la anterior lluvia parecía una extremadamente impropia mentira, como cargar un par de patinetas.

Los caminos mojadores brillaban. Fui a la estación como para escapar del calor, pero solo era lo mismo dentro.

No tome ningún tren en un largo tiempo. Entre en el cuarto de espera, compre una soda de una maquina expendedora por el bote de basura, me senté en la banca, y la termine en tres tragos. Miyagi compro agua mineral por ella misma, y se la trago con los ojos cerrados.

Mire al cielo a través de la ventana. Se estaba formando un débil arcoíris. Olvide que tal fenómeno había ocurrido. Por supuesto debería saber que los arcoíris son así, cuando pasa un arcoíris, con lo que las personas lo asocian – pero por alguna razón, en algún punto, olvide el conocimiento básico de “lo que realmente eran”. Había algo que note, teniendo una nueva mirada en ello. Solo podía ver un total de cinco colores en ese gran arco arqueado en el cielo – tenia dos menos de siete. Rojo, amarillo, verde, azul, violeta.

Preguntándome que colores estaba olvidando, mezclé los colores en una paleta imaginaria, solo entonces me di cuenta que los otros dos eran naranja e índigo.

Nota: con paleta se refiera a las que usan los pintores al momento de estar pintando que la llevan en la mano.

“Si, probablemente deberías conseguir una buena vista,” Miyagi dijo desde un lado. “esto podría ser el último arcoíris que veras.”

“Si,” asentí. “Y si vemos más adelante, podría nunca usar otra sala de espera, o podría ser la soda, o este es la última vez que tiro una lata.”

Arroje una lata vacía en el bote de basura azul. El sonido de este chocando con otras latas hizo eco a través del salón de espera.

“Cualquier cosa podría ser la última. Pero siempre ha sido de esa forma, incluso antes de que vendiera mi esperanza de vida.”

Entonces dije, pero la declaración de Miyagi había comenzado a hacerme un poco inquieto.

Arcoíris, cuartos de espera, sodas, latas, a quien le importaba eso. Pero… ¿Cuántos más CDs escucharía entre ahora y cuando muera? ¿Cuántos libros leería? ¿Cuántos cigarros fumaria?

Pensando de esa forma, repentinamente comencé a sentir algún miedo vago. La muerte significaba la incapacidad para hacer cualquier cosa de nuevo sino estar muerto.

Después de salir del tren, fui a un restaurante que estaba a cerca de 15 minutos en autobús para encontrarme con Naruse.

Naruse era un amigo mío de la escuela secundaria. El era de estatura promedio como yo, talvez un poco mas bajo, con una cara demasiado cincelada.

Su cabeza trabajaba rápido, y él podía hablar de una forma que cautivaba a las personas, así que sus compañeros lo querían. Es extraño pensar que ahora es un marginado social como yo estaba en buenos términos conmigo.

Nosotros teníamos una cosa en común. Y era que podíamos permitirnos reírnos de la mayoría de cosas en este mundo.

En la secundaria, nosotros nos sentábamos en restaurantes de comida rápida por largo tiempo, haciendo burlas de todo tipo de ocurrencias diarias a el punto de la insolencia. Quería reír de todo en esa forma una vez más. Ese era mi primer objetivo. Pero había una segunda razón de porque me quería encontrar con él.

Mientras esperaba la llegada de Naruse, Miyagi sentada en el asiento al lado de mí, en el lado del pasillo aislado. Era una mesa para cuatro, pero los asientos no estaban hechos muy amplios, entonces Miyagi y yo estábamos naturalmente cerca. Miyagi continúo observándome desde un rango cercano. Algunas veces hacíamos contacto visual, pero ella seguiría mirando sin prestarle atención.

Ese Naruse malentendería mi relación con Miyagi, quien siempre se colgaba detrás de mi a donde fuera, de una forma conveniente para mí – esa fue mi esperanza.

No podía reconocer de la insoportable patética esperanza que era. Pero si quería hacer algo. Tenía que hacerlo, pero esa era la primera cosa después de vender mi esperanza de vida que claramente pensé “Quiero hacer esto”.



“Hey, señorita observadora,” dije a Miyagi.

“¿Qué pasa?”

Rascando mi cuello, dije “Bueno, tengo una solicitud –”

Quería preguntarle a Miyagi para proveerme de respuestas apropiadas para el hombre quien estaba apunto de llegar, pero note a una camarera de pie a un lado de nuestra mesa, dándonos una sonrisa a rostro completo. “Discúlpeme, ¿están listos para ordenar?”

Rindiéndome por el momento, ordene café. La camarera entonces empezó a confirmar la orden, entonces me di vuelta a Miyagi y le pregunté solo en por si acaso. “¿Estas bien con no ordenar nada?” Cuando hice eso, Miyagi hizo una cara incomoda.

“…Um, no deberías hablarme en frente de otros.”

“Que, ¿hay algo mal con eso?”

“Creo que explique esto ayer, pero… bueno, ya vez, la presencia de nosotros los observadores no puede ser sentida por nadie más excepto por quienes estamos observando. Así.”

Miyagi agarro la manga de la camarera y la agito ligeramente. En efecto, como Miyagi dijo, no hubo respuesta.

“Cualquiera y toda sensación que le doy a una persona es tratada como si no pasara,” ella dijo, tomando un vaso. “Entonces, aunque podría sostener este vaso, no es como si ella lo viera flotando. Dicho eso, ya sea como ella ve el vaso repentinamente desaparecer cuando lo toco, no la hace pensar que este no se movió del todo – esto solo no paso. No puedo ser presidida como estar ‘ahí’, sino más, no puedo ser percibida como se ‘fue’. …Sin embargo, hay una excepción. El único individuo quien puede percibir un observador es la persona que ellos observan. Inquietamente, mientras soy esencialmente ‘una no existencia’ no puedo ser una no existencia para ti quien es consciente de mí. …en este punto, señor Kusunoki, tu pareces actualmente como si tu estuvieras hablando al aire.”

Revise la expresión de la camarera.

Ella estaba mirándome como si fuera un lunático.

Mi café llevo unos pocos minutos después, y lo sorbí, considerando dejando una vez hubiera acabado de beberlo, sin encontrarme a Naruse.

Si el hubiera llegado hace unas docenas de segundos después, estoy seguro que lo habría hecho. Pero antes de firmemente hacerlo, vi a Naruse entrando en el restaurante. De mala gana fui y lo saludé. Después que el se esto, el mostro una emoción exagerada sobre nuestra reunión. El no parecía notar a Miyagi dejándome de lado del todo.

“Largo tiempo de no verte. ¿Lo has estado haciendo bien?”, Naruse pregunto.

“Si, supongo.” No el tipo de cosa para un chico con menos de seis meses para decirlo, pensé.

En el momento que nos estábamos diciendo las cosas que estuvimos haciendo uno a otro por ahora, comenzamos a hablar como si fuera una reunión de los días de secundaria. No recuerdo concretamente sobre lo que hablamos, y los contenidos de nuestra conversación definitivamente no importaba. Nosotros arrancamos dentro de todo, y esa fue nuestra intención. Naruse y yo dijimos cosas triviales que olvidamos inmediatamente y reímos juntos.

No dije una palabra sobre el asunto de la esperanza de vida. Non estaba seguro si el me creyera, y no quería arruinar lo que estábamos haciendo. Si Naruse sabia lo meses que tengo de vida, el probablemente por lo menos actuaria diferente, tratando de no ser rudo conmigo. El interrumpiría las bromas, y se volvería obsesivo con encontrar cosas confortables para decirme. No quería pensar sobre ese sin sentido.

Hasta eso salió de mi boca, diría que estaba teniendo diversión.

“Por otro lado, Kusunoki,” Naruse dijo en conmemoración. “¿Sigues dibujando?”

“Nah,” rápidamente conteste, entonces cuidadosamente busque las palabras correctas para seguir con. “…No he dibujado del todo desde que fui a la universidad.”

“Pensé así,” Naruse rio. “Si aun estuvieras dibujando, no sé qué hubiera hecho.”

Eso puso fin a ello. Sabia que fue extraño, pero ese intercambio, no duro ni siquiera diez segundos, borro todo el cariño que había acumulado por Naruse mas de tres años. Todo tan rápidamente.

Mientras el siguió moviendo su boca como si tratara de suavizar algo, dije su nombre sin hablar.

Hey Naruse.

Esa es la única cosa de la que no puedes reír.

Cierto, me rendí en esto. Pero eso absolutamente no significaba que este bien reírte de ello. Pensé que tu entendería eso. La sonrisa que le di a Naruse gradualmente llego a no tener nada detrás. Encendí un cigarrillo y pare de hablar, solo asintiendo a Naruse.

Miyagi hablo detrás de mí.

“…Ahora entonces, vamos a comparar respuestas.” Agite mi cabeza ligeramente, pero ella siguió sin importar.

“Parece que has llegado a odia al Sr. Naruse un poco. Pero en realidad, Sr. Naruse no es tan afectuoso como tú crees. Originalmente, tu deberías haber conocido al Sr. Naruse dos años después de una forma similar, y una cosa menor los dirigiría a una disputa, terminando con los ambos separándose. …Tu deberías acabar con esto antes de que llegue a ese punto. Nada bueno vendrá de colocar tus esperanzas en este hombre.”

La irritación que sentí hacia Miyagi no vino del hecho que ella insulto a mi amigo. También esto no era porque me había dicho algo que no quería saber y no era porque no podía soportar poner una expresión que en realidad no sentía. Al final, esto también no era ira sobre Naruse lleno de desprecio a mi primer suelo siendo irracionalmente mal dirigido a Miyagi. Entonces, ¿Contra qué estaba tan irritado, si preguntas? No estaría tan seguro de cómo responder eso.

En cualquier punto – Naruse en frente de me parloteando irreflexivamente, Miyagi al lado de mi murmurando cosas melancólicas, dos jóvenes chicas al otro lado charlando con voces estridentes en una conversación que era mas interjecciones que palabras, un grupo detrás de mi hablando sobre sus opciones apasionadamente como si ellos estuvieran borrachos, un grupo de estudiantes en los asientos lejanos aplaudiendo y gritando – repentinamente, no podía soportarlo más.

Cállate, pensé.

¿Por qué no pueden estar callados?

En el siguiente momento, lance el vaco de mi lado hacia el muro en el lado de Miyagi. Este hizo un choque mas fuerte de lo que esper mientras se destrozaba, pero el restaurante estaba en silencio por solo un momento antes que el ruido reanudara. Naruse me miro con amplios ojos. Vi a un empleado acercarse. Miyagi estaba suspirando.

¿Qué demonios he hecho?

Puse un par de billetes de mil yenes sobre la mesa y hui del lugar.

Mientras tomaba el autobús de regreso a la estación, mire fuera por la ventana, y un viejo centro de bateo atrapo mi mirada. Golpee el botón de bajada, Sali del autobús, y golpe cerca de trecientos lanzamientos ahí. Por el tiempo que acabe de batear, mis manos estaban sangrando y entumecidas y sudando el bate.

Compre un Pocari Swaet de una maquina expendedora y me senté sobre una banca para lentamente beberlo, mirando un grupo de hombres murciélago quien no pensaría estuvieron llegando a casa del trabajo. Talvez es solo la iluminación, pero todos parecían teñidos de un extraño azul.

No me arrepentí de dejar a Naruse así. Estaba definitivamente dudando ahora de cuanto cariño el realmente tenía por mí. Talvez no me preocupe por personas como Naruse, pero solo espere que pudiera amarme a mí mismo a través de él, ya que él aprobaba el como yo pensaba.

Y mientras Naruse había cambiado, yo nunca lo hice. Talvez era Naruse el que estaba en lo correcto.

Deje el centro de bateo detrás y camine a la estación. Una vez sobre la plataforma, el tren vino inmediatamente. El tren estaba lleno con estudiantes de secundaria yendo a casa de los clubes, y todo de repente me sentí viejo. Cerré mis ojos y cambié mi atención al sonido del tren.

La noche había caído. Caí en la tienda de conveniencia ates de regresar al apartamento. Había unas pocas grandes polillas en el estacionamiento, pero no mostraban signo de moverse. Mientras tome mi cerveza y aperitivos a la caja registradora, note a una pareja de universidad en suéter y sandalias estaban comprando ahí también.

De vuelta a casa, tuve una cálida comida de yakiniku enlatado con aderezo de cebolla verde y cerveza. Pensando cuantos litros de cerveza he bebido antes de morir, se puso mucho más sabroso.

“Hey, señorita observadora,” dije a Miyagi. “Lo siento por lo que hice antes. Creo que solo estaba confundido. Algunas veces solo estallo y hago cosas, creo.”

“Si, lo sé,” Miyagi dijo, sus ojos mirándome cautelosamente. No podía culparla. Cualquiera seria cauteloso en frente de un chico quien lanzo un vaso en medio de una conversación.

“¿Estas heridas?”

“No. Afortunadamente.”

“Hey, lo siento.”

“Está bien. Porque no me golpeo.”

“¿Quieres beber cuando hayas escrito esa bitácora de observación o lo que sea?”

“… ¿Estás diciendo que quieres beber conmigo?”

No espere esa reacción. Supongo que es mejor hablar con la verdad, pensé. “Si, estoy solo.”

“Ya veo. Bueno, disculpa, pero no puedo. Estoy trabajando.”

“Debiste decir eso primero entonces.”

“Lo siento. Lo encontré extraño. Preguntándome porque dirías eso.”

“Me siento solo algunas veces, como cualquiera. Seguramente otros chicos que has mirado han querido compañía antes de morir, ¿correcto?”

“No recuerdo,” dijo Miyagi.

Una vez vacié la lata de cerveza, tome una ducha caliente, y cepille mis dientes, fui capaz de tener una saludable siesta. Debió haber sido mi fatiga del centro de bateo. Apagué la luz y me enteré en mi colchón.

Parece como si necesito revisar mi vista de cosas, pensé. Tan cerca como estaba de la muerte, el mundo repentinamente no se volvería más agradable. Talvez el mundo era solo bueno cuanto este viene a las personas quienes ya están muertas. Eso debería haber sido claro, pero parece que no puedo alejarme de mis pensamientos tontos. En algún lugar en lo profundo, aún estaba esperando que el mundo se volviera más agradable.

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